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Subsidio | Viacrucis por la Paz

Ponemos a su disposición este esquemas del Viacrucis por la paz, para este Viernes Santo. En este camino de la Cruz, recordamos todo el trabajo que se hace en las diferentes regiones de nuestro país, buscando construir un México donde reine la paz. Jesús ha recorrido esta Ruta de dolor y entrega, pero lo ha hecho con la esperanza puesta de que al final de este suplicio, cada paso, cada sufrimiento y quejido habrían tenido una razón.

La enseñanza cristiana nos recuerda que la cruz es el camino más directo al paraíso, y sobre todo, es el sendero poco comprendido que se propone para todos los cristianos.

En este tiempo en que se ha incrementado la presencia de escenarios de violencia en diferentes comunidades de nuestro país, la Dimensión Episcopal Mexicana de Pastoral de Adolescentes y Jóvenes, lanza esta propuesta para unirse en oración con todos aquellos que buscan colaborar con un mundo más fraterno, donde la sociedad y todas sus familias

puedan salir a caminar libremente por las calles y las plazas; donde niños y adolescentes jueguen fuera de sus casas, con la plena confianza de saber que están a salvo; donde tantas mujeres puedan transitar solas, sabiendo que su integridad está garantizada; en este camino no olvidamos a los migrantes, adultos, ancianos, y todos nuestros hermanos que sufren la violencia en cualquiera de sus formas.

La Dimensión Episcopal Mexicana de Pastoral de Adolescentes y Jóvenes en comunión con Diálogos por la Paz; buscamos que en esta Ruta hacia el Jubileo del 2031 y 2033, sigamos construyendo una Casita sagrada, donde todos sus moradores respiren la paz, la fraternidad y la justicia. }

Pidamos a  Dios que escuche esta oración y mire con bondad todos nuestros esfuerzos por seguir sembrando semillas que en un futuro, permitan recordar, que en este tiempo, siempre tuvimos el anhelo de paz para todos.

La paz en el mensaje y en la vida de Jesús es igualmente importante.

Frente a las posibilidades y exigencias que se abrían de hacer frente a los romanos, Jesús se rehúsa a una revolución armada, durante su vida predica la venida del reino de Dios y la necesidad de preparar su llegada con el cambio de corazón y, finalmente, exalta al hombre sobre las normas, radicalizando el mandamiento del amor: el perdón sin límites (Mt 18, 21 22) y el amor de los enemigos (Mt 5, 43-48).

Aquí puedes bajar el subsidio completo en formato PDF

subsidio recepcion de los Santos oleos
SUBSIDIO | EUCARISTÍA DE RECEPCIÓN DE LOS ÓLEOS EN LAS PARROQUIAS

Les ofrecemos el subsidio para celebrar la EUCARISTÍA DE RECEPCIÓN DE LOS ÓLEOS EN LAS PARROQUIAS de la Diocesis. (Para realizarse lunes, martes o miércoles santo)

PREPARACIÓN

El objetivo de esta celebración para la recepcion de los Santos Oleos, es que la comunidad conozca la importancia para los católicos de los aceites que se utilizan en la celebración de algunos sacramentos, su procedencia y su sentido. Por lo tanto, el párroco junto con el equipo de liturgia preparará con mucho cuidado esta Eucaristía. La idea es que se celebre el lunes, martes o miércoles santo. Cada uno, atendiendo su realidad, escogerá el día más apropiado.

Para la celebración se debe elegir tres grupos de personas que presenten los óleos. Se sugiere para el Óleo de los Enfermos, miembros de la Pastoral de la Salud; para el Óleo de los Catecúmenos, Catequistas; para el Santo Crisma, miembros del equipo de Liturgia.

El día escogido para la celebración, los aceites, en su respectiva crismera, solemnemente expuestos, se llevarán en procesión hasta una mesa auxiliar y permanecerán allí hasta después de la oración de los fieles, cuando serán llevados nuevamente en procesión y presentados al párroco. Al ser entregados al párroco se colocarán en otra mesa ubicada cerca del altar que tendrá uno o dos cirios encendidos. Las crismeras quedarán allí hasta el final de la Eucaristía cuando serán tomadas y guardadas convenientemente.

A continuación, se presentan las moniciones para el día y el esquema de cómo se realizará la presentación de los Óleos.

Monición Inicial:

El Martes Santo, nuestro Obispo, Monseñor José de Jesús González Hernández y todos los sacerdotes de nuestra Diócesis de Chilpancingo – Chilapa, junto con muchos fieles, celebraron la Misa Crismal en la Con Catedral de Chilapa. Celebración relacionada directamente con el Jueves Santo (día en que Cristo instituyó la Eucaristía y el orden sacerdotal), pero que por razones pastorales -la posibilidad de que participen en ella todos los presbíteros de la diócesis- suele celebrarse en los días anteriores a éste.

La Misa Crismal significa de una manera más plena la unidad de los sacramentos, que reciben su eficacia de la pasión gloriosa de Cristo – Muerte y Resurrección -, y que están unificados en la Eucaristía. Toda concelebración es signo claro de la unidad del sacrificio de Cristo, de la unidad del sacerdocio, de la unidad de la Iglesia. Pero cuando la concelebración eucarística está presidida por el Obispo, rodeado por los sacerdotes y fieles venidos de todas las parroquias de la diócesis se convierte en un signo más significativo de la unidad de la Iglesia local. Por eso, la Misa Crismal es considerada como sacramento de la Unidad Diocesana.

En esta celebración fueron bendecidos dos Óleos: el de los Enfermos, para confortar a los cristianos que sufren a causa de sus dolencias, y el de los Catecúmenos, que se utiliza en la celebración del Bautismo, para significar el carácter de lucha que la vida cristiana tiene. También, se consagró el Santo Crisma con el cual son ungidos los recién bautizados y los confirmados, los sacerdotes y los obispos –el día de su ordenación- y las iglesias y los altares, en su dedicación. Hoy, nuestra comunidad parroquial acoge con alegría estos Óleos y lo hace como signo de comunión y medio del que se sirve el Señor para realizar la santificación de los hombres.

Demos gracias al Señor porque a través de los sacramentos nos sigue incorporando a su Misterio Pascual y continúa comunicando su Gracia. Demos gracias porque nos permite seguir construyendo la unidad eclesial. Demos gracias porque nos sigue llamando a ser sus discípulos misioneros y nos invita a ser testigos de comunión a nuestros pueblos y comunidades. Pidamos que este Año Jubilar vivamos la dicha de ser Peregrinos de Esperanza.

Con la alegría de los hijos de Dios, iniciemos nuestra celebración.

Aqui puedes bajar el Subsidio para celebrar la EUCARISTÍA DE RECEPCIÓN DE LOS ÓLEOS EN LAS PARROQUIAS de la Diocesis en formato PDF

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Oración Nacional por la Paz | Domingo II de Cuaresma

La Comisión Episcopal para la Pastoral Liturgica pone a su disposición la propuesta de Monicion Inicial y la Oracion de los fieles, para este Domingo II de Cuaresma 2025, con el fin de unirnos como nacion y como iglesia en Oración Nacional por la paz. (AQUI PUEDES BAJAR EL SUBSIDIO COMPLETO EN FORMATO PDF)

Ciudad de México, a 10 de marzo de 2025

ASUNTO: “Oremos por la paz”

A TODO EL PUEBLO DE DIOS:

Reciban un cordial saludo. Hemos iniciado la Cuaresma, la cual nos invita a cultivar la relación con Dios, por tanto, dediquemos un tiempo a la oración personal y familiar, celebremos el sacramento de la reconciliación y participemos en la celebración Eucaristía dominical.

Ante la situación de dolor que estamos viviendo por la guerra que sufren varias naciones e incluso las diversas formas de violencia que padecemos en nuestro País, consideramos que es necesario releer el mensaje de la Cuaresma del Papa Francisco en este año jubilar: Caminemos juntos en la esperanza:

“La vocación de la Iglesia es caminar juntos, ser sinodales. Los cristianos están llamados a hacer camino juntos, nunca como viajeros solitarios. El Espíritu Santo nos impulsa a salir de nosotros mismos para ir hacia Dios y hacia los hermanos, y nunca a encerrarnos en nosotros mismos. Caminar juntos significa ser artesanos de unidad, partiendo de la dignidad común de hijos de Dios (cf. Ga 3,26-28); significa caminar codo a codo, sin pisotear o dominar al otro, sin albergar envidia o hipocresía, sin dejar que nadie se quede atrás o se sienta excluido. Vamos en la misma dirección, hacia la misma meta, escuchándonos los unos a los otros con amor y paciencia.

En esta cuaresma, Dios nos pide que comprobemos si en nuestra vida, en nuestras familias, en los lugares donde trabajamos, en las comunidades parroquiales o religiosas, somos capaces de caminar con los demás, de escuchar, de vencer la tentación de encerrarnos en nuestra autorreferencialidad, ocupándonos solamente de nuestras necesidades.

Preguntémonos ante el Señor si somos capaces de trabajar juntos como obispos, presbíteros, consagrados y laicos, al servicio del Reino de Dios; si tenemos una actitud de acogida, con gestos concretos, hacia las personas que se acercan a nosotros y a cuantos están lejos; si hacemos que la gente se sienta parte de la comunidad o si la marginamos. Esta es una segunda llamada: la conversión a la sinodalidad”.

Aprovechemos el tiempo de gracia que nos ofrece la Cuaresma y el Año Jubilar el cual nos permite hacer un alto en nuestra vida y escuchar la voz del Señor que nos invita a la conversión, a regresar a Él y con Él y en Él hacer todo. Con el ayuno y la caridad acerquémonos a los demás para tender la mano y caminar juntos.

Con el deseo de ser artesanos de unidad, de comunión, de solidaridad, manifestémonos como hijos de Dios y hermanos entre nosotros. En este tercer domingo del mes hagamos nuestra la intención nacional de pedir la paz en nuestra Patria y en el mundo entero.

Que nuestra Madre María de Guadalupe nos acompañe en este compromiso de caminar juntos, de vencer la autoreferencialidad, para seguir a su Hijo Jesús en su pasión, muerte y resurrección.

Unidos oramos y les bendigo:

Mons. Víctor SÁNCHEZ ESPINOSA
Arzobispo de Puebla de los Ángeles
Presidente de la Comisión Episcopal para la Pastoral Litúrgica

Pbro. Lic. Jonathan ARELLANO VERDEJO
Secretario Ejecutivo CEPALI

(AQUI PUEDES BAJAR EL SUBSIDIO COMPLETO EN FORMATO PDF)

MENSAJE CON MOTIVO DE LA SEMANA POR LA VIDA 2025

Este documento ofrece material guía para la impartición de tres pláticas durante la semana por la vida 2025. Se propone que las pláticas se impartan el lunes, miércoles y viernes de dicha semana.

Las pláticas contienen material abundante. No es necesario impartirlo todo, sino que se puede seleccionar lo necesario o lo que se considere lo más valioso para la audiencia a la que se está impartiendo. Subsidio Completo en formato PDF

MENSAJE CON MOTIVO DE LA SEMANA POR LA VIDA 2025

La conciencia iluminada por la verdad nos lleva a hacer el bien

Guadalajara, Jal. A 25 de marzo del 2025

Queridos hermanos en Cristo,

Con profunda esperanza y amor en Cristo Resucitado, me dirijo a ustedes en esta Semana por la Vida, un tiempo de reflexión, oración y compromiso con el don precioso de la vida que Dios nos ha concedido. En un mundo marcado por sombras de muerte y desesperanza, la Iglesia nos recuerda que la vida es un don sagrado, que debe ser acogido, protegido, defendido y promovido (cf. EV, 5) con valentía. La esperanza que no defrauda (cf. Rm 5,5), como nos recuerda el Papa Francisco en la Bula Spes non confundit (SNC), nos impulsa a proclamar la dignidad de toda persona humana y a trabajar incansablemente por un México justo y reconciliado.

Hoy, en nuestra amada patria mexicana, enfrentamos una dolorosa realidad que hiere el corazón de nuestra sociedad, la cultura de la muerte y del descarte ha permeado en diversas formas, desde la despenalización y promoción del aborto, hasta el azote de la violencia descontrolada, la delincuencia organizada y el flagelo del narcotráfico que ha convertido regiones enteras en zonas de guerra. Estas manifestaciones de muerte, que se han ido instalando en nuestro país, amenazan la dignidad humana, deshumanizan nuestra convivencia y dejan una herida profunda en la conciencia de nuestro pueblo. “(San Pablo) sabe que la vida está hecha de alegrías y dolores, que el amor se pone a prueba cuando aumentan las dificultades y la esperanza parece derrumbarse frente al sufrimiento” (SNC, 4), por eso, la Iglesia nos invita a mirar el futuro con esperanza y reafirma su compromiso inquebrantable con la defensa de la vida desde la concepción hasta la muerte natural.

Esa oscuridad parece también afectar lo más hermoso que Dios nos ha regalado: nuestra conciencia. La conciencia es un “sagrario interior” donde Dios y nosotros conocemos la verdad de nuestras acciones e intenciones (GS, 16). Aquí y ahora, Cristo nos ilumina en nuestra conciencia para dar sentido a nuestra vida y abrirnos a los demás. Es en este espacio interior donde debemos formar una conciencia recta y verdadera, capaz de llamar bien al bien y mal al mal, rechazando cualquier engaño o falsedad que intente justificar el mal.

Sin embargo, la formación de la conciencia no es automática ni subjetiva; requiere ser educada en la luz del Evangelio, la razón natural y la enseñanza de la Iglesia. Como nos recuerda el Catecismo de la Iglesia Católica: “Hay que formar la conciencia, y esclarecer el juicio moral. Una conciencia bien formada es recta y veraz. Formula sus juicios según la razón, conforme al bien verdadero querido por la sabiduría del Creador” (CEC, 1783). Esta educación de la conciencia exige apertura a la verdad, disposición para aprender de la doctrina de la Iglesia y un compromiso sincero con la búsqueda del bien.

Además, en tiempos donde la confusión busca debilitar la confianza y la esperanza, es aún más urgente fortalecer la conciencia con la verdad. “En lo íntimo de la conciencia moral se produce el eclipse del sentido de Dios y del hombre, con todas sus múltiples y funestas consecuencias para la vida […] no sólo porque tolera o favorece comportamientos contrarios a la vida, sino también porque alimenta la «cultura de la muerte», llegando a crear y consolidar verdaderas y auténticas «estructuras de pecado» contra la vida […] Cuando la conciencia, este luminoso ojo del alma (cf. Mt 6, 22-23), llama «al mal bien y al bien mal» (Is 5, 20), camina ya hacia su degradación más inquietante y hacia la más tenebrosa ceguera moral” (EV, 24). Una conciencia rectamente formada no es esclava de modas pasajeras, de lobbies ni de ideologías, sino que, iluminada por la verdad, nos lleva a reconocer la bondad de Dios y esperar incluso en momentos difíciles.

Por tanto, la formación de una conciencia recta y verdadera es un deber ineludible para cada cristiano. Es mediante la oración, el estudio de la Palabra de Dios, la enseñanza del Magisterio y la práctica de las virtudes que nuestra conciencia puede ser una luz que guíe nuestras decisiones. Así, con una conciencia iluminada por la verdad, podremos ser testigos auténticos de la vida y promotores de la esperanza en medio de la sociedad.

La esperanza cristiana, fundada en la Resurrección de Cristo, nos llama a no desfallecer, sino a ser testigos valientes de la vida. “Esta esperanza no defrauda, porque el amor de Dios ha sido derramado en nuestros corazones” (Rm 5,5). En medio de las sombras, somos llamados a ser luz.

“La verdad ilumina la inteligencia y modela la libertad del hombre, que así es conducido a conocer y amar al Señor” (Veritatis splendor, 1). La Doctrina Social de la Iglesia nos invita a trabajar por la justicia y la paz, combatiendo las causas estructurales de la violencia y promoviendo la solidaridad. El Proyecto Global de Pastoral nos ofrece una visión clara: somos llamados a ser una Iglesia en salida, profética y misericordiosa, que acompañe el dolor de su pueblo y anuncie con valentía el Evangelio de la vida. ¡No estamos solos! Como nos recuerda Jesús: “Yo estaré con ustedes todos los días hasta el fin del mundo” (Mt 28,20).

En esta Semana por la Vida, unidos al Jubileo de la Esperanza, abramos nuestra conciencia a la luz de la verdad para ser mensajeros de la esperanza y la vida. Igualmente, alejémonos de la oscuridad de la mentira.

Frente a la cultura de la muerte y del descarte, nuestra respuesta debe ser un compromiso firme y decidido por la cultura de la vida y la dignidad humana. Esto implica:

  • Formar la conciencia, iluminada por la verdad. Es fundamental educarla en la luz del Evangelio y la enseñanza de la Iglesia para evitar caer en el error y la confusión moral.
  • Defender la vida desde la concepción hasta la muerte natural. La Iglesia nos llama a velar por las personas en sus etapas vulnerables, especialmente a los no nacidos y a los ancianos. No podemos callar ante leyes injustas que atentan contra la dignidad humana. Como dijo San Juan Pablo II: “una nación que mata a sus hijos no tiene futuro”.
  • Promover la familia y la educación en valores. La familia es el primer ámbito donde se aprende a amar y respetar la vida. Es necesario fortalecer el matrimonio, la educación en la fe y los valores cristianos para que las nuevas generaciones crezcan en una cultura de respeto y solidaridad.
  • Combatir la violencia con la paz del Evangelio. No podemos resignarnos ante la violencia. La paz comienza en el corazón de cada persona y se construye con justicia. Como nos recuerda el Compendio de la Doctrina Social de la Iglesia: “la paz es fruto de la justicia y efecto de la caridad” (CDSI, 494).
  • Acompañar a las víctimas de la violencia. Como Iglesia, estamos llamados a ser samaritanos que sanan las heridas de quienes han sufrido la violencia. La misericordia es un testimonio concreto de la esperanza cristiana.
  • Fortalecer la evangelización y el compromiso social. No basta con denunciar el mal, es necesario anunciar la Buena Nueva de Cristo. Debemos estar presentes en todos los espacios donde se necesite consuelo y acompañamiento.

Queremos ser mensajeros de la esperanza y de la vida, acogiendo con amor la maternidad. Seamos mensajeros de la esperanza y de la vida, acogiendo con amor al enfermo, débil y vulnerable. Acojamos a nuestros enfermos, particularmente a quienes se encuentran en la cercanía de resurrección de la vida en Cristo. Seamos mensajeros de la esperanza y de la vida, rehabilitando a quienes han caído en las garras del crimen. La dignidad humana se ha visto seriamente dañada por el secuestro, la extorsión y la violencia. Además, en este período debemos ser mensajeros de la esperanza y de la vida con los migrantes, como exhorta el Santo Padre.

Queridos hermanos, la situación que enfrentamos en México es desafiante, pero tenemos la certeza de que Dios camina con su pueblo, y nosotros estamos llamados a ser testigos y mensajeros de la esperanza y de la vida. Que la esperanza sea un faro que oriente nuestro caminar, porque sabemos que el Amor nos ha salvado y nos sostiene.

Oremos con confianza, comprometámonos con valentía y trabajemos juntos por un México donde la vida sea respetada y promovida en todas sus etapas. Pongamos esta Semana por la Vida en manos de Santa María de Guadalupe, Madre de la Vida, para que interceda por nosotros y nos ayude a ser constructores de una auténtica cultura de la vida.

Que el Señor les bendiga y les fortalezca en esta noble misión.

Mons. Ramón Salazar Estrada.
Obispo Auxiliar de Guadalajara y
Responsable de la Dimensión Episcopal de Vida.

Aqui puedes bajar el subsidio completo en formato PDF

DEMPAJ MARZO 2025
Subsidio de Espiritualidad de marzo 2025 | DEMPAJ

🗣️ Queremos compartir con ustedes el Subsidio de Espiritualidad del mes de marzo 2025

🥳 Agradecemos a la Provincia de Baja California su apoyo en la elaboración del Subsidio

📍 Les invitamos a compartir este subsidio con todas sus instancias para que sea de utilidad en el acompañamiento de los Adolescentes y Jóvenes

📝 El enlace es interactivo, pueden utilizarlo desde la misma página de la DEMPAJ o bien, en la parte Inferior pueden descargarlo en PDF en la imagen

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