Homilía en la Peregrinación Diocesana Anual A la Basilica De Guadalupe 2025

Esta bendita imagen de nuestra señora, “es para contemplarse”, para quedársele mirando sin parpadear, para que nuestros ojos se queden impregnados de la belleza sin igual que tenemos aquí. (Transcricpcion de la Homilía en la Peregrinación Diocesana Anual A la Basilica De Guadalupe 2025)

peregrinacion anual diocesana 2025

Queridos hermanos y hermanas:

Estamos en un lugar que habla por sí solo, cuando vino el Papa Francisco aquí, delante de los obispos y presbíteros y vinieron muchos peregrinos, Él no dijo nada, se quedó nada más contemplando a la Virgen María de Guadalupe, ciertamente que lo sentaron ahí, cerquita, le abrieron la ventana y lo pusieron, sentadito, contemplándola a escasos un metro y medio, no dijo nada.

Después nos dijo, que esta bendita imagen de nuestra señora, “es para contemplarse”, para quedársele mirando sin parpadear, para que nuestros ojos se queden impregnados de la belleza sin igual que tenemos aquí.

Cuando nosotros le “pagamos” la visita al Papa, fuimos a verlo allá en su casa, nos recibió y se sentó con nosotros, nos preguntó que cómo estaba México, y nosotros como niños chiquitos, le dijimos al papá, nos empezamos como a quejar de la situación que vivimos, de injusticias, de violencias, de inseguridad, de muchos desesperanzados, muchos migrantes, muchos enfermos, muchos presos.

Como que le hablamos nada más de lo malo, y nos contestó así, paciente, dice: “¿pero ustedes de qué se quejan? Si ahí tienen a la morenita, ahí tienen a la guadalupana, ya quisieran tenerlo otros países, ya quisieran tenerla otras naciones, pero ustedes ahí la tienen.

Eso me llamó la atención, de qué es verdad, nosotros la tenemos aquí, es nuestra madre, madre del cielo, madre de nosotros.

Como que se nos ha perdido la fe, la esperanza, la caridad, verdad, pues ya no la venimos a ver, ya no la venimos a contemplar, en nuestras Diócesis, en nuestras parroquias, muchas veces, ya no le damos esa veneración que se merece, o nos hemos alejado

Gracias a Dios llega este año jubilar, donde los santuarios marianos y en general los santuarios de nuestro Señor, se han abierto. para que recibamos la gracia.

El Santo Padre, el Papa Francisco ha abierto el cielo, tiene las llaves del cielo, las llaves en la Tierra se las dejó nuestro Señor Jesucristo a San Pedro, Pedro se las va pasando a sus sucesores.

El Papa tiene las llaves del cielo a abierto este año jubilar, abierto el cielo para que baje la gracia, que es gratuita, es bendición.

Lo único que se nos pide a nosotros, es recibirla, estando en gracia, pidiendo a Dios perdón de nuestros pecados y buscando la Paz, la reconciliación y también ser peregrinos de esperanza.

Yo estoy muy contento, porque nos motiva este año jubilar, ¿sí nos motiva, verdad?, a sus hijos, los fieles, el Espíritu Santo nos mueve, esa es la gracia que nos mueve, a los sacerdotes, a ustedes, fieles de nuestra diócesis, pero vienen del país y vienen de todo el continente y también del mundo entero.

He visto unos güeritos, güeritos, yo creo que no son de aquí de México, han de ser de por allá, de lejos, de otro continente, es la gracia de Dios que nos mueve.

Retomando la palabra de Dios, nos encontramos con la virgen, y esta es una espiritualidad que viene del cielo.

La Virgen María, recibió el anuncio del Ángel, allí en Nazaret. allí el Ángel la saluda, “Alégrate, María llena de gracia, el señor está contigo”, mira que el mundo y el cielo está esperando que tu digas “sí” a la encarnación de Dios. Y ella dice, “hágase en mí, según tu voluntad”, y allí empieza, con el anuncio del Ángel a María, la encarnación.

Es un júbilo inmenso, esta jovencita, para los jovencitos que andan aquí, que hoy traen la cruz y que se la van a pasar entre jóvenes y jóvenes para que agarren más fuerza, pues la VIRGEN Jovencita, póngale 15 años, llena del espíritu Santo sale a caminar, para honra de los peregrinos, honra de nosotros y ustedes.

Ahí vienen unos peregrinos de Chilapa, Chilpancingo, ahí vienen unos a pie, ahí vienen caminando unos, ya se murió uno, paciencia, ya le tocaba, dirían algunos, Dios pronto se lo llevó, venía en peregrinación a ver la virgen, pues ya la está viendo cara a cara, José Bustos, murió en paz, Descanse en Paz, pero.

¿Quién diera morirse caminando con la vista de frente, de ver a la virgen de Guadalupe, nuestra señora? Pues se lo llevó ella. En el camino se lo llevó. Se murió José Bustos, peregrino, ya aquí llegando al estado de México, por tres marías.

Pero vienen caminando desde el 29 de enero, ya van 8 días caminando y es una alegría. Es un contagio. Ya hay familias preparadas para recibirles para pedirles la bendición a esos peregrinos.

¿Y qué creen? Bien en como unos 40 niñitos, uno de 6 años viene caminando, Le dije: ¿cómo te llamas mi hijo? El responde Héctor, ¿Héctor, y cuántos años tienes? seis años, viene un niño a pie.

La Virgen tenía 15 años, este niño tiene 6, la virgen con 15 años se caminó de Nazaret hasta las montañas de Judea, un poco más de 150 km, ¿en cuántos días se recorren 150 kilómetros?, si se corren veinte kilómetros al día, se recorren en una semana, una semana caminando.

Una quinceañera, llena de Dios, no le importó nada, peligros, hambre, sed, incomodidades. Ella iba llena del Espíritu Santo, a hacer la caridad, a compartir su alegría, a compartir el Espíritu Santo que le mueve, como el del Jubileo de este año, nos mueve el espíritu, pues a compartirlo. Ella va a compartirlo con su parienta Isabel y luego, luego, lo transmite. Apenas le saluda, apenas les dice el saludo, buenos días o buenas tardes, según haya llegado. Y luego, luego, Isabel dice que se llenó de alegría, se llenó de júbilo, dice: “apenas escuché tu saludo, y el niñito que llevo en mi vientre empezó a brincar” y ella quedo llena del Espíritu Santo, y le dice: “¿de dónde a mí, que la madre de mi Señor venga a verme?”, dicho esto, Alégrate, María, porque todo lo que el señor te prometió se cumple.

Y esa, Virgen María, Dios nuestro padre celestial, lleno de amor y de misericordia, hace ya casi 500 años, faltan 6 años para que se cumplan 500 años, de que ella, con permiso del padre celestial, sale a caminar por el Tepeyac.

Pasa por aquí, por estos cerros y le detiene el paso a un indígena, a un originario de estas tierras y le sale al paso, y son pasos veloces los de Juan Diego, y la virgen se le pega, pues ella sabe caminar, y ahí le dice: “Pues dónde vas Juanito, mi hermanito chiquito” y bueno, ustedes ponganle las palabras que quieran, y él se queda con ese saludo.

Imagínense con ese saludo, muy importantes los encuentros, muy importantes los saludos. Con ese saludo, él se descontrola, pierde la brújula y empieza a darle vueltas diciendo on toy; porque esto no es muy común, como ahorita bonito, de paz, de luces, de voces, de cantos, se pregunta: ¿estaré ya en el paraíso, estaré ya donde se nos hablaban nuestros antepasados de un lugar precioso?, y ya sabemos la historia, le dice, “quiero que tú seas mi embajador y le digas al obispo que me se me construya una casa para recibir a todos y manifestarles mi amor, mi ternura, mi compasión, mi auxilio, para estar con ustedes como una verdadera madre.

¿De qué te preocupas? ¿Qué no sabes que estoy yo aquí, que Soy tu madre?, es una madre, que consuela a sus hijos, como nuestras madres mexicanas y madres del mundo entero, nuestras madres cristianas que dan todo por nosotros, dan su cariño, dan su ternura, dan su vida, dan su sangre por nosotros.

Pidamos por nuestras mamás, mamá del cielo, mamás de la tierra, aprovechemos la peregrinación a este lugar, otro encuentro así muy bonito.

La diócesis se preparó para venir a encontrarse con nuestra madre y también para llevarla a nuestros hogares. Es muy importante, estar aquí, nosotros, llenarnos, meter esa imagen preciosa en tu corazón, en tu mente y que la compartas, hay que llevarlo fuera.

Es muy importante el saludo, que ustedes y yo podamos transmitir, con los nuestros, con nuestras miradas, que podamos transmitir con nuestro tono de voz, que podamos transmitir con nuestro amor, con nuestro cariño, con los dones que Dios nos ha dado, que podamos transmitirlos a los hermanos.

nos han enseñado hace poquito, en una reunión que tuvimos a nivel Provincia Eclesiástica de Acapulco, que nuestro prójimo por ser criatura de Dios, por ser redimido por Jesucristo y amado por la virgen, cada prójimo es un lugar sagrado. Cada uno de nosotros es Tierra sagrada por Dios, no por nuestros méritos, por los méritos de Dios, de su hijo, de María, de los Ángeles, los Santos de los mártires. Nosotros somos terreno sagrado, tierra santa y que para poderle llegar al prójimo nos descalzemos, quítate las sandalias porque tu prójimo es santo, no porque se lo merezca, sí, sino porque Dios ha dado su sangre, ha dado su vida por él y entonces relaciónate con el prójimo descalzo, lejos de palabras altisonantes, lejos de miradas hirientes, lejos de desprecios, lejos de mentirles. lejos de abusar, lejos de herirlo.

Es santo cada uno de nosotros, por los méritos de la pasión y muerte de nuestro señor Jesucristo y de nuestros méritos de la Santísima Virgen María, de los Santos, de los Ángeles y de los nuestros mártires.

Entonces, queridos hermanos, llevémonos esa ternura de María y de Jesús y del padre celestial, y que el Espíritu Santo nos haga PEREGRINOS DE ESPERANZA, sobre todo en aquellos que están más necesitados, los pobres, los presos, los enfermos, los migrantes y todas nuestras mamás, papás y hermanos que sufren la pérdida de un ser querido, sobre todo, de los que no saben dónde están sus cuerpos.

A ellos hay que llevarles esta ternura del cielo, esta ternura sagrada. Llevárselos a ellos sin muchas palabras, contemplando, estando presentes, manifestarles lo que Dios ha hecho en cada uno de nosotros, vamos a compartirlo.

Vamos a contemplar a la virgen y decirle que la queremos mucho y que no se vaya de nosotros, que no nos la vayan a quitar nadie, cuidarla bien y quererla mucho.

Así sea.