LA CRUZ COMO FUENTE DE ALEGRIA, en la vida cotidiana

La felicidad raramente la regalan.
Lo normal es que se construya con esfuerzos.
Muchas veces con dolor.

aqui puedes bajar el numero 1011 de MAR ADENTRO

“Harto le cuesta al almendro el hacer primavera del invierno”, este dicho español nos da una idea de lo que queremos hablar: en medio de la adversidad se teje una vida y nunca la adversidad será un obstáculo para avanzar si queremos llegar lejos.

La cruz es uno de esos temas que hemos descatalogado de nuestras predicaciones, amén, de decir en medio de nuestra sociedad, hoy es un tema, por decir lo menos prohibido. Y es que cuando dejamos de lado estas realidades humanas hace que cuando aparecen no sabemos que hacer y empieza una larga lista de síntomas: depresión, ansiedad, suicidio.

El grande de José Luis Martín Descalzo dice: “Lo extraño es que haya gente que quiera dar fruto sin pasar por las heladas; que no haya descubierto aquella terrible y hondísima verdad que resumía José de Maistre asegurando que “no existe nadie más infortunado que un hombre que nunca ha tenido que sufrir”.

Recuerdo haber leído no sé dónde que el promedio de excavaciones que se hacen hasta encontrar un pozo de petróleo rentable es de 247. ¿Y podía encontrarse la felicidad a la primera y sin esfuerzo?”

Todo lo queremos, rápido evitando todo tipo de procesos humanos, todo a la primera y si no lo obtenemos pues “no servimos” o “la vida no es para mí”. Es por eso que en cierto sentido urge volver a catalogar el tema de la cruz, sufrimiento, dolor, muerte, en nuestras predicaciones que sería lo que más nos compete dentro de la Iglesia católica. Lo digo también por los “magos” de la predicación que venden sueños de humo a una sociedad que cada día nos cree menos. Nos ven “rizar el rizo” a diario con predicaciones edulcoradas, mucha miel, demasiada miel del “tú puedes”. Vendemos una salvación muy barata, casi la sacamos del sombrero, así como el mago saca un conejo. Y claro, nadie nos cree.

UN ESPECTÁCULO DIGNO

Lo normal sería luchar, casi nunca vencer, pero esa lucha a la que me refiero: Dios la ve, y se apiada de nosotros: “Los que tienen que luchar contra corriente. La Victoria silenciosa para los que luchan es cómo dice Séneca: “Un espectáculo digno de que Dios se vuelva para mirarlo” (José Luis Descalzo)

Cuánta razón tiene Séneca, hacer de nuestra vida un espectáculo de lucha, sacrificio, dolor y muerte a nuestros gustos gratificantes, sólo así Dios volverá su rostro a nosotros.

LA CRUZ Y EL BOSTEZO

Es lo que cada día vemos en la celebración de la Misa: gente durmiendo. Y es que no es que tengan sueño, si no lo que les aburre es su propia vida, que la llenamos con horas y horas de juego en el celular, redes sociales, lecturas superficiales de páginas web católicas con información, muchas veces, ideologizada, de un tradicionalismo que dista mucho de espiritualidad, rayando, en la añoranza de una Iglesia anclada en un pasado que ya se fue.

Tenemos que volver a valorara nuestra Santa Misa como lo que es: El sacrificio de Cristo en la Cruz y no tan solo como un sacramento. Por lo menos eso es lo que nos enseña Santo Tomás de Aquino en la Suma teológica en la tercera parte en las cuestiones 73 a 83 en donde hace teología de la Eucaristía como sacramento pero también como sacrificio de la muerte de Cristo en la Cruz.

El bostezo es una actividad recurrente en las celebraciones y ya puestos a generalizar está esta actividad por todos lados: transporte, salas de espera de todo tipo, los alumnos en clase, en conferencias, la aburrición se ha generalizado.

José Luis Descalzo es de la idea que en la Pasión de Cristo están, tanto las virtudes como los peores defectos o vicios de la humanidad así dice que: “Una corte de personajes que parecían los arquetipos de toda gran tragedia humana. judas, la traición; Pilato, la cobardía; Herodes, la lujuria; Caifás, la hipocresía; María, el amor sin mancha; Magdalena, el amor arrepentido… Todas las grandes pasiones estaban allí representadas. ¿Y dónde quedaba sitio para la estupidez, para la vulgaridad, para el bostezo? Y responde que en la actitud de los soldados que crucifican a Jesús. Mientras Cristo redime a toda la humanidad, a pocos metros estás los soldados romanos jugando a los dados rifándose la túnica del ajusticiado: “Se sortearon» la túnica de Jesús”, ¿Con qué la sortearon? ¿Y de dónde salieron los eventuales dados o tabas que seguramente se usaron en el sorteo y que luego la tradición popular ha inmortalizado? Porque la gente no suele llevar habitualmente -salvo si se trata de jugadores empedernidos- dados o tabas en los bolsillos. Sólo cuando hemos de ir a un sitio en que calculamos que vamos a tener muchas horas muertas nos proveemos de juegos con que acortar ese tiempo en blanco”.

SUEÑO Y VULGARIDAD

Nosotros ¿con qué llenamos hoy el tiempo mientras está la Santa Misa? El dormirnos y bostezar ¿lo hacemos por maldad? Yo creo que no si no más bien: “el hombre es, simplemente, tonto, o ciego, o cobarde, o dormido. Porque la experiencia nos enseña que por cada hombre que mata y por cada hombre que lucha para evitar la muerte hay siempre, al menos, mil humanos que vegetan, que no se enteran, que bostezan”. (Descalzo)

Hoy los “malos” no son sólo los que hacen la maldad sino sobre todo los que permanecen indiferentes ante el drama del mundo: “Solemos creer que el mundo moderno se pudre por los terroristas, los asesinos o los opresores. Me temo que el mundo esté pudriéndose gracias a los dormidos, gracias a que en cada una de nuestras almas hay noventa y cinco partes de sueño y vulgaridad y apenas cinco de vida y de lucha por el bien y por el mal”.

MUNDO DE BOSTEZANTES

¿cómo pudo Cristo tener el coraje de morir cuando desde su cruz veía tan perfectamente representada a la Humanidad en aquellos soldados que jugaban a los dados? ¿El gran fruto de su redención iba a ser una comunidad de bostezantes?

¿Podremos mejorar nuestra participación en la Santa Misa? O seguiremos echando la culpa al padre que celebra ¿y buscamos al que nos divierte y nos hace sentir bonito aunque eso sirva de muy poco?

Pbro Jorge Amando Vázquez Rodríguez

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