Mensaje de los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Acapulco

Mensaje de los Obispos de la Provincia Eclesiástica de Acapulco «CONSTRUYAMOS JUNTOS LA PAZ»

27 de octubre de 2024

A los fieles católicos y a todos los hombres y mujeres de buena voluntad de nuestras diócesis.

Es desgarrador ver a tantas personas llorando a sus esposos, padres, hijos, nietos, hermanos, amigos, sus bienes robados y sus pueblos abandonados. Hemos soñado la paz día con día, sin embargo, las luchas de poder en torno a intereses parciales se hacen cada vez más fuertes porque cuentan con la complicidad, tolerancia o indiferencia de muchos que deberían promover y asegurar la justicia, la legalidad y la seguridad. Culpar a otros de esta situación no resuelve este vergonzoso drama. Pareciera que vivimos en una sociedad sin corazón (ef. Dilexit nos, 22.45).

El profeta Jeremías describió con crudeza una situación semejante a la nuestra: «Si salgo al campo abierto, veo las víctimas de la espada; si entro en la ciudad, veo los sufrimientos del hambre. Sí, hasta el profeta y el sacerdote recorren el país y no logran comprender. […] Se esperaba la paz, iy no hay bienestar!» (Jr 14,18.19b).

Como Iglesia que peregrina en Guerrero, elevamos nuestra voz para denunciar una vez más los atentados contra la dignidad, los derechos y la vida de tantas personas en nuestros pueblos y ciudades e invitamos a todos a sumar nuestras fuerzas para construir una sociedad más justa y fraterna, donde reine la justicia, la fraternidad y la paz.

Promovamos en nuestras familias los valores del respeto, el diálogo, la paz, la reconciliación, el trabajo digno, la honestidad, la fraternidad. El ejemplo de los padres será el punto de referencia para los hijos.

Hagamos de nuestras escuelas espacios de socialización, encuentro, convivencia y de esfuerzo para tener una vida mejor. Es allí donde se puede practicar el respeto de las personas, la solución de conflictos, el reconocimiento del esfuerzo honesto y la lucha por ideales nobles.

Cerremos filas y sumemos esfuerzos con grupos e instituciones, dentro y fuera de la Iglesia, para consolar a los familiares de las víctimas, exigir a las autoridades la protección de la integridad fisica y de las fuentes de trabajo y promover la justicia y la fraternidad.

Pedimos a las autoridades civiles y militares que ejerzan su autoridad y garanticen la seguridad, el libre tránsito y el trabajo exento de cuotas y extorsiones, para que las familias puedan vivir dignamente. La sociedad guerrerense está deseosa de experimentar su sensibilidad y solidaridad con el pueblo ante la situación de violencia. Esperamos que tomen acciones concretas e inmediatas para garantizar el bienestar de todos, así como para esclarecer tantos crímenes y hacer justicia, restaurando el Estado de Derecho.

Todos los laicos, consagrados, diáconos, presbíteros y obispos asumimos nuestra responsabilidad como «artesanos y constructores de la paz», promoviendo en todas partes y circunstancias la reconciliación, la justicia y el respeto a la dignidad, a los derechos y a la vida de cada persona.

Que la Virgen de Guadalupe consuele el dolor de las víctimas y de sus familiares y que nuestros santos mártires David Uribe y Margarito Flores, víctimas de la injusticia y la violencia, toquen el corazón de todos para que logremos la paz, la justicia y la fraternidad.

Ofreciendo a todos nuestra bendición:

+ Mons. Leopoldo González González
Arzobispo de Acapulco

+ Mons. Joel Ocampo Gorostieta
Obispo de Ciudad Altamirano

+ Mons. Jose de Jesús González Hernández OFM
Obispo de Chilpancingo-Chilapa

+ Mons. Dagoberto Sosa Arriaga
Obispo de Tlapa