2024 AÑO DE ORACIÓN EN PREPARACIÓN AL JUBILEO 2025

Tras el año dedicado a la reflexión sobre los documentos y al estudio de los frutos del Concilio Vaticano II, el 2024 Año de la Oración como preparación al Jubileo 2025, siguiendo la propuesta del Papa Francisco. El Santo Padre ha anunciado su inicio el domingo 21 de enero de 2024, con ocasión del V Domingo de la Palabra de Dios. En la Carta del 11 de febrero de 2022, dirigida al Pro-Prefecto, S.E. Mons. Rino Fisichella, para encargar al Dicasterio para la Evangelización del Jubileo, el Papa había escrito: «Me alegra pensar que el año 2024, que precede al acontecimiento del Jubileo, pueda dedicarse a una gran “sinfonía” de oración; ante todo, para recuperar el deseo de estar en la presencia del Señor, de escucharlo y adorarlo».

Por lo tanto, en preparación para el Jubileo, las Diócesis están invitadas a promover la centralidad de la oración individual y comunitaria.

No se trata de un Año con iniciativas particulares, es un momento privilegiado para redescubrir el valor de la oración, la necesidad de la oración diaria en la vida cristiana; cómo orar, y sobre todo cómo educar a orar hoy, en la época de la cultura digital, para que la oración sea  eficaz y fecunda.

Estos próximos años, “demuestran una profunda necesidad de espiritualidad” (Mons. Fisichella, Pro-prefecto del Dicasterio para la Evangelización) , mostrarán también que la oración no se deja atrapar en un esquema preestablecido, porque es la relación personal del creyente con Dios mismo, dentro de esa relación íntima y exclusiva que distingue nuestra fe.

El Año de la Oración, según Mons. Fisichella, “se enmarca en este contexto para favorecer la relación con el Señor y ofrecer momentos de auténtico descanso espiritual”.

Resaltó también que “necesitamos aprender a orar y el verdadero Maestro sólo puede ser Él, Jesús, el Hijo de Dios, que con la oración del Padre Nuestro revolucionó el mundo de la oración humana”.

Iniciativas para el Año de Oración

Para acompañar la meditación y la lectura para comprender mejor el valor de la oración, el Dicasterio para la Evangelización pone a disposición de los fieles diferentes instrumentos.

  1. Las 38 catequesis del Papa Francisco expuestas del 6 de mayo de 2020 al 16 de junio de 2021. Son catequesis que toman en consideración diversos momentos de la oración y pueden ser releídas tomando de ellas sugerencias útiles y preciosas.
  2. El Dicasterio para la Evangelización publicará ocho volúmenes con el título “Apuntes sobre la oración”, a disposición de las diversas Conferencias Episcopales para que sea, en el curso de los próximos meses, una ayuda útil para profundizar en la oración y también para ayudarnos en este camino.
  3. Durante el año 2024, el Santo Padre realizará una “Escuela de oración”, que contará con momentos de encuentro “con algunas personas para orar juntos, incluyendo algunas formas de oración”.

Orar es una necesidad apremiante porque, por una parte, está la absoluta necesidad que tenemos de la oración, según doctrina repetida en las Sagradas Escrituras y en los libros de los Santos Padres; y por otra, el poco cuidado que los cristianos tienen en practicar este gran medio de salvación.

Y hay aún otra cosa más, el ver que los predicadores y confesores hablan muy poco de esto a sus oyentes y a las almas que dirigen, y que los libros piadosos que andan hoy en manos de los fieles no tratan con bastante insistencia de este importantísimo tema.

Aquí estaremos proponiendo alguno elementos básico para adentrarnos en ese océano del Amor de Dios en nuestras vidas, por la oración.

¿Qué es la Oración?

Escribía el apóstol San Pablo a su discípulo Timoteo (1Ti 2,1-10), Recomiendo ante todas las cosas que se hagan súplicas, oraciones, rogativas, acciones de gracias. Comentando estas palabras, el Doctor Angélico, Santo Tomas de Aquino, dice que oración es la elevación del alma a Dios. Completando esta definición con lo que enseñan recientes catecismos, puede decirse que la oración es la elevación del alma y del corazón a Dios, para adorarle, darle gracias y pedirle lo que necesitamos.

Entonces, “Orar es entablar un dialogo de amor con quien sabes que te ama”, decía Santa Teresa; orar es escuchar a Dios. Orar es ponemos ante Dios, mirarlo y dejamos mirar. Orar es hablar con Dios, como con un amigo. Orar es salir de uno mismo, es la preparación para encontrarnos cara a cara con Dios.

Jesús le dijo a la samaritana cuando, se la encontró en el pozo de Jacob (Jn 4,6-13): “Si conocieras el don de Dios y quién es el que te pide agua, serías tú quien le pedirías a él, y te daría agua viva”. El Señor nos necesita, tiene sed de nosotros. Quiere darnos agua viva que mana de la fuente que es Él. Quiere que nos abandonemos a Él. Quiere que le digamos: “Señor, quédate entre nosotros”. Pero nosotros con nuestras prisas de cada día y con el corazón tan lleno de cosas humanas, inconscientemente le decimos Tú pasa de largo que tengo prisa”.

Algunas Actitudes para orar

Nos cuesta a todos encontrar un rato para el Señor. Es verdad que todos tenemos muchas obligaciones, llevamos una vida agitada, pero pongámonos la mano en el corazón al final del día y preguntémonos: ¿realmente no he tenido ni un minuto para el Señor?

Para ponemos en actitud de oración necesitamos utilizar nuestra voluntad. Pensemos que nuestra vida estará vacía, no dará frutos ni gloria a Dios si no tenemos la oración inserta en nosotros del mismo modo que tenemos el hábito de comer o de peinarse.

El Señor es bueno y misericordioso con nosotros, pero no le devolvemos con la misma moneda. No hemos descubierto aún el calor del amor.

Nos pasa como a aquellas parejas que hace años que viven juntos, uno al lado del otro, pero cada uno hace su vida y no han descubierto aún la alegría, los valores del otro.

Lo que nos pasa en la vida de fe es lo mismo. Hace años que caminamos al lado del Señor y aún no nos hemos dado cuenta, aún no le hemos descubierto.

Nos hemos de abrir a la acción de Dios, hemos de salir de la rutina y de tanto en tanto respirar el oxígeno que viene del cielo. Una vez hayamos respirado este aire que viene del cielo, ya no podremos volver a vivir en el aire contaminado.

Nuestra oración no será un acto aislado en la vida, sino que oraremos en todas partes, en todo momento, por todo y con todo. Cuando ha entrado en nuestra vida el gusanillo de la fe y todo lo que esto comporta de buenas obras, perdón, hacer en cada momento la voluntad de Dios, etc., la oración no puede abandonarse.

Todo esto sólo podremos hacerlo con el Espíritu Santo que está en nosotros. Tomarlo bien fuerte de la mano y dejarnos conducir por él. Esto lo podemos entender mediante un ejemplo gráfico. Si queremos ir de un pueblo a otro, podemos irnos andando utilizando nuestras fuerzas, también podríamos ir a caballo, y nuestro esfuerzo consistiría en mantenernos agarrados fuertes sobre el lomo del caballo para no caer. El caballo, hace el esfuerzo más grande y nosotros, hacemos lo propio por mantenernos encima.

En la vida de fe hemos de poner algo de nuestra parte, pero no podemos hacer nosotros todo el esfuerzo. No podríamos aguantar sobre el caballo sin caer, solo gracias al Espíritu Santo que nos ayuda y nos da fuerzas en el camino.

Oremos al Espíritu Santo, que nos ayude en este caminar que iniciamos, en este años de preparación en la Oración, para el Santo Jubileo 2025.

  • ¡Oh Espíritu Santo¡
  • Recibe la Consagración prefecta y absoluta de todo mi ser,
  • Dígnate ser en adelante y en cada uno de los instantes de mi vida;
  • Y en cada una de mis acciones;
  • Mi director, mi guía, mi fuerza y el amor de mi corazón.
  • Yo me abandono sin reserva a tus operaciones divinas
  • Y quiero ser dócil a tus inspiraciones
  • ¡Oh Espíritu Santo¡
  • Transfórmame con María y en María en Cristo Jesús
  • Para gloria de Dios padre y salvación del mundo.
  • Amen.