CAMINO CUARESMAL 2024 | Novena Intercontinental Guadalupana

Con estas orientaciones para llevar a cabo un efectivo Camino Cuaresmal, Iniciemos camino hacia la Pascua 2024.

Desde los inicios de la historia del cristianismo la Iglesia toma conciencia de que la Pascua es el centro de su vida. Los cristianos de los primeros siglos vivieron fascinados por el Misterio de la muerte y resurrección de Cristo que viene a restaurar al hombre, la historia y el universo. Por esto, y siguiendo el mandato del Señor, “hagan esto en memoria mía” la comunidad cristiana siempre ha celebrado la noche de la Pascua como la fiesta principal de los cristianos.

Dentro de nuestra preparación a los festejos del V Centenario del Acontecimiento Guadalupano en 2031, la NOVENA INTERCONTINENTAL GUADALUPANA, respondiendo a la petición del Papa Francisco, de que todo este año 2024 sea un año de oración que nos prepara para el Año Santo en 2025, los invitamos a unirnos en oración bajo la mirada de Nuestra Madre de Guadalupe para orar por la reconciliación y la paz en nuestra Patria. En este contexto iniciamos nuestro camino peregrinación en la fe hacia la Pascua 2024, como lo ha propuesto el Papa Francisco en su mensaje cuaresmal de este año:

Del mismo modo que Israel en el desierto llevaba todavía a Egipto dentro de sí, hoy también el pueblo de Dios lleva dentro de sí ataduras opresoras que debe decidirse a abandonar. Nos damos cuenta de ello cuando nos falta esperanza y vagamos por la vida como en un páramo desolado, sin una tierra prometida hacia la cual encaminarnos juntos. La Cuaresma es el tiempo de gracia en el que el desierto vuelve a ser, como lo anuncia el profeta Oseas, el lugar del primer amor (cf. Os 2,16-17). Dios educa a su pueblo para que abandone sus esclavitudes y experimente el paso de la muerte a la vida. Como un esposo nos atrae nuevamente hacia sí y susurra palabras de amor a nuestros corazones.

(Papa Francisco, Mensaje de Cuaresma 2024)

 Demos el primer paso, iniciemos el tiempo de la gran llamada a todo el pueblo de Dios para que nos dejemos purificar y santificar por su Señor y Salvador, bajo la mirada maternal de Santa María de Guadalupe. Hagamos vida las palabras de nuestros obispos:

“….creemos que la Iglesia en México necesita sentarse a los pies de la Virgen Madre para alentar la esperanza de ser un solo pueblo. La restauración de nuestras responsabilidades necesita de su corazón materno. Ella puede ayudarnos a sentirnos pueblo. Ella nos invita a contemplar, creer, vivir y anunciar el misterio de la Redención realizado por Jesús.” (Proyecto Global de Pastoral PGP 2031-2033)

Vivamos la Cuaresma desde el corazón de la Patria, en el Tepeyac.

Durante este tiempo especial de Cuaresma, contamos con una serie de medios concretos que la Iglesia nos propone y que nos ayudan a vivir la fe. Ante todo, está la vida de oración, condición indispensable para el encuentro con Dios. En la oración, el creyente ingresa en el diálogo íntimo con el Señor, deja que la gracia divina penetre su corazón y, a semejanza de Santa María, se abre a la acción del Espíritu cooperando a ella con su respuesta libre y generosa (ver Lc 1,38).

Asimismo, también debemos intensificar la escucha y meditación atenta a la Palabra de Dios. La actitud fundamental frente a las lecturas cuaresmales debe ser, sobre todo, la de una escucha reposada y penetrante que ayude a que el espíritu se vaya impregnando progresivamente de los criterios de la fe. No se trata de “meditaciones” más o menos “intelectualizaciones”, sino una contemplación “gozosa” del Plan de Dios sobre la persona humana y su historia, y de una escucha atenta ante la llamada de Dios a una conversión que nos lleve a la reconciliación y la paz en nuestra Patria, tan golpeada por la maldad, la desesperanza y el hastío.

La Palabra de Dios nos ayudará en nuestra la conversión personal y familiar, para llegar a vivir una conversión radical a Cristo, el Hombre nuevo, para existir en Él (cfr Col 2,7). Acerquémonos a los textos sagrados teniendo en cuenta los siguientes elementos para la vida interior:

a. La meditación en la historia de la salvación: realizada por Dios-Amor en favor de la persona humana creada a su imagen y semejanza. Debemos “convertirnos” de una vida egocéntrica, donde el ser humano vive encerrado en su mentira existencial, a una vida de comunión con el Señor, el Camino, la Verdad y la Vida, que nos lleva al Padre en el Espíritu Santo.

b. La vivencia del misterio pascual como culminación de esta historia de salvación: debemos “convertirnos” de la visión de un Dios común a todo ser humano, a la visión del Dios vivo y verdadero que se ha revelado plenamente en su único Hijo, Cristo Jesús y en su victoria pascual presente en los sacramentos de su Iglesia: “Tanto amó Dios al mundo que le dio a su Hijo único, para que todo el que crea en Él no perezca, sino que tenga vida eterna”(Jn 3,16).

c. El crecimiento interior – espiritual, que exige la cooperación activa con la gracia en orden a morir a la vida desordenada y lejos de Dios, para dar paso a la realidad del hombre nuevo en Cristo. Nuestro crecimiento interior – espiritual, nos confronta con una vida de santidad, que hemos recibido desde nuestro Bautismo.

Aquí puedes bajar el documento completo en formato PDF.